ayer aprendí que hay dolores que no desaparecen aunque no los percibas constantemente en tu cuerpo o en tu alma, permanecen latentes dando vueltas por la sangre toda, de no ser así, quién puede explicarme que haya habido un mar de lágrimas frente a un novelita, sólo porque ese que hacía de tío de unas se enteraba que tenía leucemia.
Como vos que tanto te sigo amando.
Te extraño, siempre más.