Hormonas

Tenía los ojos llenitos de sangre, deseé arrancar del mundo a las féminas que hablan de sus conchas desde un lugar liviano, sentí ganas de escupir las caras repletas de maquillaje barato y a sus vaginas calientes, carentes de sus dedos inútiles que siquiera saben usar para una buena paja... Aprendé, nena, conocete, y después cogé.

Pero como los padres te educan en base del "deber ser" y las "buenas costumbres" solo fueron pensamientos, la justiciera antimujeres berretas subió al colectivo con muchas ganas de llorar.

Alivio.

Quizás sean las hormonas, pero todo eso que pensé y solo explotó, siempre está latente. Siempre.